Sumergido en exámenes, esperaba con muchas ganas esta experiencia. Para una persona como yo, que ve la escalada como un medio para disfrutar aun más si cabe de las montañas, es esencial conocer la técnica que requiere el hacer largos. Para soñar en escalar en un futuro en Riglos, Anayet, el Midi, la Arista de los Murciálagos (Aspe) o en el mismo Txindoki se torna indispensable.
Yo, por mi corta experiencia en el mundo de la escalada, veía en estos dos días la oportunidad perfecta para afianzar conocimientos y poner en práctica todo lo aprendido en innumerables videos y salidas anteriores. Y como no podía ser de otra forma, así lo hice. Siento si mi desconocimiento en ocasiones no me permite aportar descripciones técnicas de la escalada, poco a poco irán mejorando.
Tras una aproximación de un cuarto de hora, a pie de vía organizamos las cordadas. Alberto y yo escalaríamos "Iñaki Goñi" (V-,V+,V+,IV) y posteriormente la "Clásica Sur" (IV,V-,V-,V+), mientras que Fernando e Íñigo intentarían "Esto es Chamonix" (V+,V, V+, 6A+) y "Fliparax"(IV+,6a,6a,6a+). Todas las vías están muy bien equipadas con parabolts y químicos, y en las reuniones tenemos dos anillas, que las usaremos también para rapelar.
Las vías 8 y 4, y 9 y 3 fueron las vías escaladas por el equipo 1.IÑAKI GOÑI (6a)Alberto haría los largos impares y yo los pares. Comenzó Alberto. La roca estaba fría, pero tampoco era ninguna sorpresa a esas horas. Era un largo muy bonito y asequible. El segundo, de placa, me costó bastante más. La penúltima chapa queda desviada hacia la derecha (se aprecia en la imagen, no confundir con la que sigue recta, puesto que esta pertenece a "Esto es Chamonix") y ahí estuve un buen rato pensando qué hacer. Una vez en la última chapa, me tocó hacer lo que aún no había hecho nunca, montar una reunión, una reunión móvil. Tras asegurarme con un ballestrinque y el cabo, mi cabeza se fue al minuto 7 del video de reuniones de Encordados. "Iñigo, no la cagues, me decía para mis adentros." Tras revisar todo varias veces, le dije a Alberto que subiese.El recoger cuerda fue un poco más odisea, tendré que mejorar. Las indicaciones eran claras: las primeras gazas más largas o, si lo prefería para no sobrecargarme la pierna, nudos sobre una cinta para un mayor orden. El problema es que de la teoría a la práctica hay un buen trecho. Total, que me quedó un batiburrillo bastante curioso, pero nada que con más bagaje se pueda evitar.
El tercer largo también fue bonito (da la casualidad que los bonitos me parecen aquellos en los que iba de segundo, quizá por ello me parecen bonitos). Mediante agarres invertidos en un pequeño techito se iba avanzando cómodamente. A estas alturas, nunca mejor dicho, el vacío en mi caso me impresionaba, pero desde luego mucho menos que en la vía del Lagarto en Peñartea o la de Necrófagos en Etxauri, de alrededor de 100 metros también, así que aunque no escalaba muy fluido, me sentía orgulloso. Finalmente, el último largo bastante tumbado, sin duda el más sencillo. Al llegar arriba, monté una reunión semi-móvil. Si bien no es necesaria debido a la buena calidad de los seguros, estaba ahí para aprender, así que la puse en práctica. En esta ocasión, la cuerda fue recogida con algo más de soltura, aunque tampoco mucha, ha de decirse.
Una vez arriba, ya sacada la respectiva foto y admiradas ya las vistas hacia San Donato, hicimos dos rapeles uniendo las dos cuerdas de 60 metros que llevábamos. Para unirlas, había ensayado el "pescador doble" y resulta que para que el nudo tenga menos posibilidades de quedarse pillado, es mejor el "cola de vaca". Oye, pues otro aprendizaje más a la mochila.
Alberto comenzando el rápel No era la primera vez que montaba el rápel, pero sí era la primera vez que lo hacía sin supervisión. Así que mi cabeza volvió a irse a un video de "Encordados", pero esta vez con menor precisión, lo que provocó un error, sobre el cual no dejaría de pensar durante todo el día. Estaba autosegurado con el "machard", por lo que no habría sucedido nada, pero el susto a uno ya se le queda dentro.
Tras saludar a Asier Porras, himalayista que subía en solitario mientras nosotros bajábamos, descansamos, tomamos unas barritas, un poco de agua y de vuelta a la pared, que la tormenta acechaba y no queríamos que nos pillase en mitad de la vía.2.CLÁSICA SUR (V+)
Nos volvemos a poner los gatos. El primer largo es un largo de 4b de placa seguido por un diedro y que termina de nuevo en placa. Alberto, que incluso ha abierto vías en esta pared, comienza de primero. Al llegar a la reunión, y viendo que las nubes acechaban, decide intentar unir los dos primeros largos, cada uno de 30 metros. Sin embargo, la cuerda no es suficiente y debemos ir en ensamble aproximadamente medio largo. Es por ello que debo asegurar bien los pasos, pues si me caigo, tiro a Alberto.Cuando llega a la reunión, una reunión cómoda, me tranquilizo, y me dispongo a empezar un segundo largo de 5a que comienza en una placa de adherencia y termina en una grieta. Físicamente me encontraba fuerte, pero mentalmente no era lo mismo. El error en el rápel, sumado al tramo de tensión de ensamble y viendo que no estaba escalando muy bien, me generaron cierto estrés y me impidieron en buena parte disfrutar de la escalada, y por ende y aun peor, de la montaña. Lo comentaba después de vuelta a casa, y os comparto una reflexión personal que llegué a hacerme.La primera vía la había disfrutado mucho. La segunda no tanto, tenía en la cabeza demasiados pensamientos que no me permitían estar conectados con el monte, y si escalo como medio para disfrutar de la montaña y este fin no se había dado, quizá el medio carecía de sentido. Prisas, tensión... quizá no van de la mano con alguien que va a la montaña a relajarse (que no es lo mismo que de "cubaneo"), a admirar las vistas y a sentirse pleno. Quizá lo mío son las botas y no los gatos. Sin embargo, llegué a la conclusión de que nadie nace aprendido, y considero y estoy seguro de que conforme vaya cogiendo agilidad en los largos y soltura, esos obstáculos irán disminuyendo y disfrutaré más y más. Al fin y al cabo mis sueños, aunque no sean paredes de octavo grado y sí las grandes montañas, sí están rodeados de cuerdas. Así es que solo me queda seguir trabajando en largos y es en lo que me centraré en las próximas semanas. Dicho queda.De vuelta a lo importante, la pared, y concretamente al segundo largo, la placa de adherencia la pasé bien. Sin embargo, en el tramo de la grieta tuve más problemas. Es importante ir hacia la izquierda y no desviarse hacia la derecha, dado su mayor dificultad.El tercer largo (5c) consiste en una placa, donde quizá reside el mayor desafío, para dar paso a una fácil grieta y a un posterior diedro, finalizando en una reunión con buena repisa. Las nubes se acercan y el tiempo apremia, mi estado no es el óptimo, así que le pido a Alberto que haga toda la vía de primero. Me siento ya bastante cansado. Sigo aprendiendo cada vez que llego a la reunión gracias a los consejos y trucos de Alberto. He de aprovechar cada enseñanza y es esto lo que me impulsa a seguir escalando con fuerza, y así es como encadeno el tercer largo, con menos problemas que el anterior, a priori de menor dificultad.El cuarto y último largo, de 5c, tiene en la última sección una sucesión de pasos que son los que le dan el grado a la vía. Tras una placa vertical y una laja con cómodos agarres, se llega a un techo con buenos cazos, pero llegados a estas alturas las fuerzas flaquean. El hecho de que esté muy bien protegido el paso permite acerar. Tuve la tentación, pero alcé la mirada y vi a Alberto mirándome atentamente. Imposible acerar, había que demostrarle y tenía que demostrarme que podía. Sufriendo, al final salió. Casi sin tiempo para ver las vistas, comenzamos los dos rápeles restantes para llegar a suelo firme. No son muy cómodos, ya que no se baja vertical. Hay que hacer fuerza luchando contra el péndulo.
"bocaticas" Una vez abajo, nos reunimos los 4 y decidimos ir a Uharte a tomar unos bocaticas como recompensa. Fernando comenta que en el bar Txomin recuerda que hacen buenos bocatas. Agradecemos que recuerde la calidad, pero no hubiese estado de más que hubiese recordado también la cantidad jeje. Para cuando empieza a llover, ya nos hallamos sentados comiendo unos enormes bocatas de txistorra que resolverán también la cena, y nos darán fuerzas para la vía que escalaremos mañana en Eguino, la "Vía Txomin", pero eso ya os lo contaré en el siguiente post.
¡¡Un abrazo montañero!!
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